LAS TIERRAS DE ESDHUM
HISTORIAS PRIMITIVAS - VI
Las planicies dominaban el terreno, lo que daba un aspecto de desolación y lejanía al paisaje, solamente algunos pequeños montículos que no llegaban a la condición de colinas cubrían parte del terreno además de rocas y piedras de gran tamaño de un color entre rojizo y ocre con una erosión particular que las asemejaba unas a otras pero las mantenía diferentes, les daba semejanza a un paisaje fantástico con zonas retorcidas, partes laminadas, huecos y recovecos que confundían a la vista además de una erosión permanente que las iba convirtiendo en arenas de diferentes texturas y tonos, el clima era la mayor parte del tiempo caluroso y solo se transformaba en intensamente frío al anochecer cuando la fuerza de los rayos del astro de calor decaía lo que obligaba a los hordianos a encender grandes fuegos para mantenerse abrigados y a salvo de los fríos de la noche.
Los tiempos de la gran caída y sus consecuencias habían quedado atrás y los hordianos de las diferentes tribus supervivientes se habían organizado en clanes mas pequeños pero conectados entre si, eran las tierras de Esdhum, las nuevas tierras surgidas después de la gran catástrofe que tenían aun muchas zonas desconocidas y lejanas e iban a permanecer así durante muchos ciclos de luz y oscuridad.
Los días transcurrían deprisa y algunos miembros de los clanes empezaban a darse cuenta de que el simple hecho de esperar acontecimientos no era suficiente y se tenia que pasar a la acción, las mentes de estos hombres y mujeres aun primitivos tenían una serie de prioridades que no les dejaba pensar mucho mas allá del día en el que vivían pero si que había algunos de ellos que comenzaban a tener una noción de que los acontecimientos se podían cambiar si se actuaba de una manera determinada.

Así lo pensaba Sharakan, la mujer guerrera, quien a lomos de su equino conseguía cubrir muchas millas del terreno que rodeaba al clan al que ella pertenecía.
La oscuridad había pasado y con las nuevas luces aparecieron siluetas extrañas en el horizonte, eran desconocidas y eso solo significaba que podían ser presas o una amenaza para el clan, Sharakan se puso en movimiento y se dirigió hacia el horizonte a lomos de su montura para averiguar a quien pertenecían las siluetas que se difuminaban en la lejanía. Poco a poco la distancia fue haciéndose menor y Sharakan disminuyó el paso de su montura para darse mas tiempo en comprobar que ser era el que se encontraba enfrente, era de un tamaño considerable y parecía no estar nervioso por la presencia de Sharakan y su montura, había quedado en solitario al ocultarse el resto de seres desconocidos, aparentemente no se inmutó lo mas mínimo y siguió con su rutina, tenia la boca pegada al suelo y cortaba y comía la escasa vegetación que había en el terreno con lo cual Sharakan pensó que era un ser que no podía hacerle excesivo daño al no ser carnívoro y decidió dejarle seguir su camino y volver ella a su campamento donde el resto del clan le esperaba, les informo de lo que había visto y que había decidido dejar marchar al ser por tener un tamaño grandioso y ser su caza demasiado laboriosa. Tendría que seguir explorando por que mas pronto o mas tarde deberían de cazar algún animal para poder alimentar a todo el clan y ella era una de las guerreras que estaba al cargo de proporcionar información de donde estaba la caza, era una responsabilidad importante y como tal lo asumía y también se daba cuenta que el conocimiento de las cosas era mayor en ella que en muchos de sus compañeros de tribu que parecían haber evolucionado escasamente en la capacidad de tomar iniciativas para transformar las cosas.
En el otro lado del campamento se encontraban los miembros del clan que se encargaban de la caza, eran un grupo provisto de armas de madera de punta afilada y cuerdas fabricadas con lianas y otras plantas adecuadas, para llegar a ser cazador era necesario pasar por un ritual de iniciación que principalmente consistía en cazar una pieza suficiente para alimentar a un grupo importante de hordianos, podía ser una especie de búfalo primitivo cubierto de una piel fuerte y difícil de cortar o otro animal similar, una vez conseguido se conseguían privilegios como no tener que transportar enseres y objetos cuando los clanes cambiaban de lugar.
Tarok era uno de ellos, ya había cazado en otras ocasiones y sabia lo difícil que podía resultar, cogió sus armas y después de comprobarlas se dirigió hacia Sharakan para preguntarle hacía dónde le aconsejaba ir, esta le dijo que fuese hacia el norte donde había visto no hacía mucho un grupo de renos lanudos pastando en la llanura y que si se camuflaba con ramas y hojas podría acercarse a ellos a poca distancia, manteniéndose en la dirección del viento para no ser descubierto.
Torak y unos pocos compañeros mas se organizaron y salieron en busca de los renos lanudos.
No tardaron en cubrir una buena distancia de terreno y pronto se encontraron en las tierras del norte donde habitaban muchas especies de animales atraídos por la mayor abundancia de vegetación en comparación a zonas mas al sur donde el terreno era algo mas árido.
Pero el atardecer y la noche estaban cerca así que decidieron buscar refugió entre unas rocas y encendieron un fuego que los mantuviera calientes hasta el siguiente sol, llego la noche y todos los cazadores descansaron al abrigo del fuego.
Cuando los primeros claros fueron apareciendo los cazadores ya estaban preparándose para continuar su camino, comieron algo de las provisiones que tenían y guardaron el resto para mas tarde, sus armas no eran muy sofisticadas pero si eficaces, dominaban también el lanzamiento de piedras a grandes distancias con mucha precisión ayudados de lianas y cuerdas, de tal manera que eran capaces de abatir aves y otros animales.
Se fueron moviendo por el terreno buscando alguna huella, alguna señal que les pusiera sobre la pista de los renos lanudos, una zona de hierba fuertemente pisada delataba que un grupo de animales había estado en esa zona, los cazadores se pusieron en guardia y aceleraron el paso hacia la dirección que les señalo Torak, al poco tiempo vislumbraron entre unas hierbas altas a unos veinte renos lanudos que se encontraban confiados comiendo, se pararon en seco y tomaron precauciones por que sabían que podían ser peligrosos no solo por sus defensas en la cabeza sino por que también propinaban coces capaces de matar a un cazador hordiano.
Torak decidió que dos de los cazadores rodearan al grupo de renos lanudos y se situaran en el lado contrario y desde allí encendiesen unos fuegos capaces de empujar a los renos lanudos hacia el resto de cazadores, estos así lo hicieron y al poco tiempo el humo y el fuego hizo huir a los renos lanudos en dirección hacia el resto de cazadores, estos habían preparado sus armas y puesto una liana a ras de suelo, dejaron pasar a unos cuantos animales y con un rápido movimiento levantaron y sujetaron fuertemente la liana lo que hizo que uno de los renos tropezara y cayese al suelo mientras el resto seguía con su huida, tres de los cazadores alcanzaron al animal caído y consiguieron con mucho esfuerzo clavar sus armas puntiagudas en el animal, por la zona del cuello con lo que lo inmovilizaron y no tuvieron mas que esperar a que perdiese sus fuerzas para descuartizarlo y partirlo en trozos de un tamaño que permitiese su transporte hasta el campamento del clan, habían tenido suerte, no habían sufrido daños y regresaban a su hogar con buena caza. Por el momento la existencia era favorable al clan y era momento de celebrarlo.
La hechicera y el brujo tenían substancias deliberadamente inductoras a estados de narcosis que servían para que se produjese una sensación general de euforia en los momentos que el clan estaba relajado y a salvo de peligros, lo hacían en grupo, todos participaban y era muy poco frecuente que alguien utilizase estas substancias en solitario, no era bien aceptado que alguien lo hiciese así.
Lo hacían mezclando hierbas y preparando pócimas que después mezclaban con la comida para conseguir los efectos deseados. Las hechiceras o curanderas eran elementos importantes en la organización del clan y las hordas las tenían en cuenta para tomar decisiones según lo que ellas veían cuando leían el futuro en alguna hoja o en otro signo de la naturaleza.
Sharakan, si bien no se oponía a estas practicas era un espíritu libre y prefería tomar sus propias decisiones.
Acompañada de su equino recorría grandes distancias y memorizaba donde había caza y donde era mas factible acercarse a las presas, daba instrucciones a los cazadores de las costumbres que veía en los animales y algunas veces dibujaba en las paredes las figuras de los animales para que los demás supieran de cuales se trataba, en cierta forma estos dibujos y esquemas fueron el inicio del arte, una cuestión en un principio mas practica que espiritual.