EL HOMBRE SIN PUERTA.

La puerta era de madera y aparentemente no tenia mucha transcendencia pero las circunstancias son caprichosas, cuando un grupo de termitas decidió interesarse por la puerta todo cambio, el hombre había sido mas o menos feliz mientras su puerta estaba en buenas condiciones pero un día empezó a notar que la puerta no se abría y cerraba con la misma soltura que lo había ido haciendo con anterioridad, los expertos lo achacaron a la humedad que probablemente había afectado a la madera y hacia que esta rozase en el suelo, el esfuerzo para abrir y cerrar la puerta cada vez era mayor y poco a poco se hizo evidente que algo iba mal, la cerradura casi ya no estaba al mismo nivel y se hacia difícil cerrar la puerta con llave, mientras tanto las personas que iban a la casa manifestaban su sorpresa y desagrado ante el echo de que la puerta no funcionase bien, las amantes del hombre, individuo razonablemente feliz ya que había sabido conservarse soltero, especialmente se mostraban molestas y algunas le llegaron a decir que ha menos que arreglase la puerta no volverían a ir a pasar un rato a su casa, esto en un principio no le preocupo mucho al hombre y se limitaba ha decir que estaba muy ocupado y que no tenia tiempo para arreglar la puerta pero que en cuanto pudiera iba ha hacerlo, de manera increíble esto le funcionó durante mucho tiempo ya que no tenia ninguna intención de arreglar la puerta mientras se pudiese entra y salir de la casa aunque fuese haciendo algún esfuerzo añadido al habitual necesario para abrir y cerrar puertas.

Las termitas fueron haciendo su trabajo y no atacaron directamente a la puerta sino mas bien al marco, también de madera donde estaba colocada la puerta, unos pequeños orificios fueron apareciendo de los cuales salia un polvillo de color madera muy triturada pero estaban tan disimulados que eran difíciles de ver y los animales eran especialistas en pasar desapercibidos de tal manera que fueron triturando la madera por debajo de la pintura del marco lo que hacia que pareciese que no ocurría nada, pero llego un momento en que la estructura de madera se debilito tanto que cedió ante el peso de la puerta y esta quedo desencajada haciendo muy difícil abrirla y cerrarla con lo que las protestas de las personas que iban a la casa aumentaban de tal modo que el hombre llego a plantearse la necesidad real de arreglar la puerta, siguió con sus escusas una larga temporada mas pero cuando una de sus amantes fue a verle una noche la cosa cambio, el hombre iba a retrasarse en su llegada a la casa de tal modo que había dejado la llave de la puerta camuflada debajo del felpudo, idea sin duda poco original pero efectiva, y así fue, la mujer que llego antes que él estaba al tanto de donde estaba la llave y se suponía que iba a abrir la puerta y esperar dentro de la casa a que el hombre llegara.

La mujer que iba vestida para la ocasión, zapatos de tacón alto y vestido con cremallera frontal de arriba a abajo, cogió la llave agachándose lateralmente para no tener problemas con el vestido y puso la llave en el orificio de la cerradura, acciono el pestillo y acto seguido quiso empujar la puerta hacia adentro para que esta girase sobre sus goznes y se abriese, pero lamentablemente esto no sucedió la puerta hizo un movimiento extraño y de manera lenta pero implacable fue cayendo tan larga y pesada era hasta golpear el suelo con un estruendo tremendo, el susto y la sorpresa que se llevo la mujer fue tal que quedo paralizada unos segundos sin llegar a entender que es lo que había sucedido, ademas a esas horas de la noche el silencio en el vecindario era total y el estruendo se escuchó mucho mas, una vez recuperada de su sorpresa la mujer comprobó que nadie se acercaba a ver que es lo que había pasado y se tranquilizó un tanto.

Cogió un papel y dejo una nota al hombre para que este la viera cuando llegase a casa y ella se marcho. El mensaje era escueto, "la puerta se ha caído", decía.   

A la semana siguiente, se habían echo los arreglos necesarios para que la puerta volviese a funcionar con normalidad, habiendo sido estos arreglos mucho mas fáciles de lo que parecían en un principio, el temor había paralizado al hombre pensando que arreglar la puerta era muy complicado cuando realmente una vez cogido el toro por los cuernos fue muy fácil. Por suerte para él, a la mujer le hizo gracia toda esta historia y volvió otros días a visitarle riéndose muchas veces de la caída de la puerta. Hoy en día la puerta se abre y se cierra sin problemas, de momento.

FIN.

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